Por Esther Vivas
“Le llaman democracia y no lo es” se ha gritado reiteradamente en plazas, manifestaciones… Y a medida que el tiempo pasa dicha consigna cobra aún más, si cabe, todo su sentido. La estigmatización y la represión contra aquellos que luchan por sus derechos en la calle no ha hecho sino intensificarse en los últimos tiempos. A más crisis, más apoyo popular a quienes protestan, más criminalización y más mano dura. Las ansias de libertad parecen estar reñidas con la actual “democracia”.
Y estos últimos días han sido buena prueba de ello. El sábado 15, cuatro activistas fueron detenidos en la manifestación contra los recortes en Madrid. ¿Cuál era su delito? Llevar una pancarta con la consigna: “25S Rodea el Congreso”. Al día siguiente, dos furgones policiales identificaron a decenas de personas en el parque del Retiro. ¿Motivo? Participar en una asamblea preparatoria de dicha acción. Cinco días después, algunos de estos activistas eran acusados de delito contra altos organismos de la nación, enfrentándose a penas de hasta un año de cárcel.
Pero, ¿qué objetivos tiene la acción #25S Rodea el Congreso? Su manifiesto lo deja claro: “El próximo 25 de septiembre rodearemos el Congreso de los Diputados para rescatarlo de un secuestro que ha convertido a esta institución en un órgano superfluo. Un secuestro de la soberanía popular llevado a cabo por la Troika y los mercados financieros y ejecutado con el consentimiento y la colaboración de la mayoría de los partidos políticos”. ¿Y cómo será esta acción? Sus organizadores lo han dicho por activa y por pasiva: “No violenta”. Entonces, ¿a qué temen quienes dictan estas medidas policiales? ¿A la violencia –a partir de la cual justifican dichas operaciones– o a la libertad de expresión?
Y es que como leía hace unos meses en un centro social: “Cuando los de abajo se mueven, los de arriba se tambalean”. Cuanta verdad. El miedo, ni que sea parcialmente, ha empezado a cambiar de bando. Las medidas represivas, como las anteriormente citadas, muestran el miedo de los que ejercen el poder. El miedo a que la gente se levante, se organice, se exprese libremente, luche contra la injusticia. El miedo de unos pocos a los muchos. Continua llegint
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