Monthly Archives: febrer 2011

El movimiento anti-recortes en el Reino Unido (1)

Continuando con la cuestión de los masivos recortes al gasto público en el Reino Unido, y dado que se está haciendo evidente que se trata de un impulso que involucra a una cantidad de gobiernos norteños cada vez mayor, quisiera dedicar esta entrada a la difusión de la lucha que está llevando a cabo el movimiento anti-recortes en el Reino Unido, y en particular al lugar central que en él ocupa la joven organización UK Uncut. Considero que este grupo constituye un interesante ejemplo a tener en cuenta en países donde los recortes aun no han llegado (o han sido anunciados) con tamaña crudeza. De hecho, UK Uncut ya ha sido señalada como fuente de inspiración por movimientos en los EE.UU. , por nombrar un país cualquiera.

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¿Es feminista reclamar una mezquita?

Dudas movimentistas I

En nuestra sociedad la revolución que se ha producido en los últimos cuarenta o cincuenta años en lo que se refiere a la situación de la mujer parece más que evidente. Los cambios normativos y culturales han contribuido a que la mujer deje de estar en una condición de minoría de edad ante los hombres. Padres y maridos ya no pueden ejercer de tutores y decidir por ellas o autorizarlas. Eso ocurría en una España no muy lejana y convendría preguntar más a menudo a madres y abuelas.
Hoy los cambios vividos no significan que todo esté ganado, ni siquiera que no haya vuelta atrás, y continúan existiendo motivos para la reivindicación de igualdad de trato respecto de los hombres y avanzar más en el cambio cultural. Continúan existiendo grandes injusticias que erradicar. Podemos fijarnos en los asesinatos cometidos por la violencia machista y también en la desigualdad en el mercado laboral. En 2011 todavía tenemos que leer como los sueldos de las mujeres están un 30% por debajo del de los hombres al no poder acceder al mismo puesto o debemos aguantar que a nuestras compañeras o amigas alguien les pregunte por sus planes para quedarse embarazadas en una entrevista de trabajo. La pregunta, en contra de lo que pueda pensar el amable lector, ni responde a la curiosidad ni a la voluntad de facilitarles las cosas.
Conviene tener presente todo esto sin desatender nuevas realidades que emergen en nuestra sociedad. En los últimos meses han llegado al debate público diferentes reivindicaciones de grupos de mujeres relacionadas con su religión y sus tradiciones culturales. La negativa a aceptar los intentos legislativos para prohibir el burca ha sido una de ellas. La demanda de una mezquita en Barcelona, otra. La Asociación Cultural Educativa y Social Operativa de mujeres Pakistaníes (ACESOP) ha participado en el impulso  de las dos reivindicaciones.
¿Es feminista no compartir la voluntad de prohibir el burca? Nuestra sociedad está acostumbra a asociar el burka y la mezquita con la opresión de las mujeres. Pero por otro lado nos encontramos con grupos de mujeres haciendo esta reclamación. ¿Qué ocurre? Su reivindicación se fundamenta en la construcción de un necesario proceso de autonomía para las mujeres. Quieren recorrer un camino que otras en este país ya recorrieron, pero es posible que ahora nos quede demasiado lejos. Lo que está en cuestión en la ley contra el burca no es la identificación de las personas, eso ya está resuelto por otras vías. ¿Qué nos preocupa? Si nos preocupa la mujer conviene preguntarse como puede ser beneficiada. ¿La ayudará una ley que puede sancionarla, criminalizarla y estigmatizarla?
¿Es feminista reclamar la construcción de una mezquita? Un grupo de mujeres pakistaníes de Barcelona lleva meses haciendo esta reivindicación. Hay quien ha visto en esta posición algo parecido a aquel chiste machista que se contaba hace años en el que un amigo le decía a otro que ante la petición de más libertad por parte de su mujer le había ampliado la cocina. Pero lo que buscan las mujeres impulsoras de la petición parece ser otra cosa. Sin una mezquita grande no es posible que las mujeres puedan ir a rezar. Si el espacio es pequeño se reserva para la comunidad masculina y las mujeres se quedan en casa. Todo aquello que aporta el contacto de unas con otras, el compartir experiencias, el aprender de las demás, la posible organización conjunta de actividades, desaparece. Su petición tiene que ver con la religión, pero no solo. España, como estado aconfesional, debería tener en cuenta la incidencia sobre la ciudadanía de las prácticas religiosas que se celebran en su territorio. Con especial atención si pueden resultar discriminatorias. Las mujeres pakistaníes reclaman una práctica religiosa liberadora. No deberíamos olvidar la función socializadora que tuvieron las parroquias hace cuarenta o cincuenta años también en nuestra sociedad.
Al revisar la revolución que ha vivido la situación de la mujer en nuestra sociedad conviene trabajar por todo lo que está por conseguir, pero sin olvidar mirar al pasado para saber de donde venimos y, especialmente, sin desatender a las demasiadas mujeres que todavía están muy lejos de donde muchas y muchos hemos conseguido llegar. Y conviene continuar haciéndose muchas preguntas para avanzar desde nuestras dudas.


“Llegó el momento de sentarnos y decir cómo excribiríamos el Manifiesto Comunista del siglo XXI

Dejo el enlace de la Primera Parte de una entrevista que le hice a Julio Anguita en Córdoba hace algunos años.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=45973


compartir piso con 60 años

A ver si nuestra querida crisis, la  enésima crisis del sistema capitalista puede ayudar –sin quererlo- a que las personas recuperen el sentido de la colectividad y del compartir. Un ejemplo muy interesante es el fenómeno que empezó hace pocos años en Estados Unidos y que está tomando pié también en Europa, donde los ancianos que no llegan a fin de mes, comparten piso y gastos. Es un fenómeno social muy interesante si se piensa que hace pocas generaciones era impensable admitir la pobreza y aun más decidir compartir piso con “extraños”. Y ahora bien, puesto que la mayor parte somos “pobres” o al límite de la pobreza, no hay –casi- vergüenza de serlo y además se está buscando una manera sociable y humana para salir afuera de este problema.

Sobre la pobreza (económica) se puede construir la base para una mejoría. Así, también, escribe Toni Negri en su último e muy interesante libro “La comune”.


El Reino Unido como “Big Society”

La coalición que gobierna el Reino Unido desde hace poco más de nueve meses (11/05/2010), conformada por el Partido Conservador y el Partido Liberal Demócrata, y liderada por el primer ministro David Cameron, a la semana de haber asumido el poder, convocaba al conjunto de la ciudadanía a construir una “Big Society”:

“Hoy es el inicio de una profunda y seria agenda de reformas para quitar el poder a los políticos y dárselo a la gente”
“Eso es porque sabemos instintivamente que el Estado es a menudo demasiado inhumano, monolítico y torpe para hacer frente a nuestros más profundos problemas sociales. Sabemos que las mejores ideas surgen desde abajo y no desde arriba. Sabemos que cuando se da a las gentes y a las comunidades más poder sobre sus vidas, más poder para reunirse y trabajar juntos por una vida mejor, suceden cosas grandes.”1

Hoy, menos de un año más tarde, esta idea de la “Big Society” está develando toda su inmensa hipocresía burguesa, sólo comparable a la de otras fórmulas políticas tristemente célebres, como la de “Il Popolo della Libertà”. La propuesta de “quitar el poder a los políticos y dárselo a la gente” ha sido otra vez interpretada neoliberalmente como eliminar los bienes y servicios públicos, controlados por el Estado, para entregárselos como mercancías al gran capital privado.
En efecto, el gobierno británico está recortando, privatizando y alterando de manera radical la seguridad social y los derechos que habían sido conquistados a lo largo del siglo XX. Los anuncios y las concreciones abarcan desde la privatización del sistema sanitario y el aumento desmesurado de las matrículas universitarias hasta la eliminación de subsidios (para la vivienda, por discapacidad, etc.), el cierre masivo de bibliotecas y piscinas públicas, la venta de bosques y la supresión de autobuses en zonas rurales. Como es sabido este tipo de medidas, que en otras partes del mundo el neoliberalismo atribuía a la necesidad de deshacerse de un estado obsoleto y corrupto, en países como el Reino Unido han debido encontrar una nueva “justificación”, a saber, el “imprevisto” déficit ocasionado por las inmensas sumas de dinero público destinadas a rescatar a los bancos de la crisis financiera generada por ellos mismos, pero que nos afecta a todos por igual. Sin embargo, sabemos que no sólo es una gran mentira que todos seamos iguales ante la crisis, sino también que lo seamos ante los recortes al gasto público: la clase social que más los sufrirá es la clase trabajadora, que perderá beneficios, puestos de trabajo y servicios públicos que cuestan relativamente poco al Estado pero que suponen una enorme diferencia en la vida de las franjas de población con menores ingresos.
Frente a esta situación ha empezado a surgir espontáneamente una serie de organizaciones locales, de diverso grado de extensión territorial e integración institucional, que hoy se van consolidando en un importante movimiento anti-recortes, cada vez más numeroso, articulado y combativo. Entre estas organizaciones ocupa un lugar destacado UK Uncut, una formación que irrumpió en el centro de Londres hacia finales de octubre de 2010 con múltiples acciones de protesta en contra de la evasión de impuestos por parte de las empresas más rentables y los individuos más ricos. Este grupo centra ahora sus objetivos en atacar a los bancos y ha liderado hoy la organización de una serie de “tomas” de sucursales de la Barclays, mientras que el sábado que viene será el turno de la RBS/Natwest. Pero estas acciones concretas, el UK Uncut en particular y el movimiento anti-recortes en el Reino Unido en general, serán tema de una próxima entrada a este blog en los próximos días.

Notas:


La crisis ecológica: un problema humano

Adjunto el link de una reseña que publiqué en la Revista de ética y filosofía política Isegoría al libro que coordinó Jorge Riechmann, ¿En qué estamos fallando? Cambio social para ecologizar el mundo. Barcelona: Icaria, 2008

http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/661/663

De la página 328 a 331


Estudis Crítics des de les Ciències Socials

Siguiendo con las recomendaciones, esta semana quería compartir una información que me ha llegado sobre un curso de Estudios Críticos desde las Ciencias Sociales. Parece que esta idea nace de un grupo de estudiantes con conciencia crítica e inquietudes intelectuales, que ante las evidentes carencias de sus planes de estudios en materias de formación “crítica”, han decidido construir un espacio de aprendizaje “que sea capaz de dar un primer paso para ultrapasar, al menos parcialmente, estas limitaciones que nosotros mismos vivimos en la universidad”.

Así, entienden los  “Estudios Críticos” como las diferentes “perspectivas dentro de las ciencias sociales que no parten de una aceptación pasiva ni del mundo en el que vivimos, ni de la tradición teórica de nuestras disciplinas”. El tema central sobre el que girará el curso es el Poder como elemento transversal a toda la sociedad, que vemos presente en toda forma de organización social, “aunque su  forma sea muy flexible y a veces difícil de identificar”.

Con un método pedagógico inspirado en Paulo Freire, quieren que el asistente a este curso adquiera conocimientos “por interés propio”, exprese sus opiniones e inquietudes y participe de manera activa en el desarrollo de las sesiones. Seguro que “el deseo y la curiosidad de pensar y comprender mejor el mundo en el que vivimos”, anima a todo estudiante crítico a reforzar sus ideas.

Más información en su blog: http://estudiscritics.wordpress.com/

Estudis Crítics


el “puttanaio” italiano

Cuando un italiano viaja por el mundo, siempre le preguntan “Cómo hacéis con Berlusconi? Porqué lo votáis?”. En Italia, ya nadie se hace esta pregunta, y por supuesto muy pocas personas admiten que lo han votado. Yo no sé contestar a esta pregunta, sino explicando que la gente italiana (como yo) se merece lo que le está pasando. Indro Montanelli, un intelectual liberal italiano muy brillante dijo que Berlusconi es un virus y para que lo maten, la gente necesita una vacuna, una fuertísima inyección de berlusconismo para acabar con eso. También Montanelli dijo que los italianos (como él) se merecen a Berlusconi.

Cuando leo cada día lo que pasa en mi país, me río. No sonrío, me río. Cada vez que oigo lo que pasa en Italia pienso que es como mirar una telenovela, cuyos capítulos son infinitos. Cada día el sistema político-televisivo italiano te asegura un nuevo capítulo de una historia que parece increíble, que no parece ser nada más que un gran reality show hecho para entretener la gente. Probablemente, mucha gente como yo, ha establecido una distancia emocional para supervivir al fracaso ético, social, económico y político de su país. Por eso, mira la telenovela y se ríe del nivel al que se puede llegar… Continua llegint


Brevísima contribución a la crítica de la economía apolítica

Si dejamos a un lado algunos escritos de Marx correspondientes a la última etapa de su producción y de su vida, en los cuales se entrevé tanto la posibilidad de que el capitalismo no sea un paso obligado hacia al socialismo, como el peligro de los “coqueteos” con la filosofía teleológica de la historia, puede afirmarse que todas sus obras más difundidas están atravesadas por una tensión dada por la postulación simultánea (e implícita) de dos motores de la historia que no presentan el mismo peso teórico y que, a mi parecer, tampoco forman necesariamente una unidad (ni “dialéctica” ni de ningún otro tipo). En primer lugar Marx destaca el desarrollo de las fuerzas productivas como impulso histórico ciego y objetivo que fatalmente altera y acaba por revolucionar las relaciones de producción que lo limitan. Y sólo luego, en un segundo lugar, y subordinado a ese primer motor, encontramos el otro: la lucha de clases en tanto contribución voluntaria de los sujetos a facilitar u obstaculizar esa marcha progresiva –imparable “en última instancia”– hacia una nueva formación social en donde la productividad alcanzará su máximo nivel y su mayor racionalidad distributiva: el comunismo. Otra forma de expresar el mismo problema fundamental del pensamiento de Marx sería la siguiente: para él la economía condiciona a la política como algo distinto de ella. Todo esto queda reflejado perfectamente en el famoso “Prólogo” de la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859). Para Marx, la “contradicción” o el conflicto fundamental que mueve la historia humana no es de naturaleza política sino puramente económica. Lo que “en última instancia” acaba por modificar y reconfigurar las formas sociales es el ciego e impersonal desarrollo de las fuerzas productivas que hace saltar las relaciones de producción a medida que le van quedando pequeñas: he ahí el primerísimo “sujeto” o motor de la historia. La política, pues, no desempeña aquí ningún papel primordial, sino sólo el rol secundario de acelerar o ralentizar ese proceso histórico de transformación social que tiene lugar fuera de ella. Continua llegint