La resistencia de los obreros de la FIAT

El 28 de enero hubo una huelga importante en Italia. La huelga, organizada por la FIOM, en contra del ya establecido “accordo Mirafiori”.

Hace poco los obreros de la empresa FIAT (una empresa que siempre ha sido subvencionada por el estado italiano y es un ejemplo importante de cómo el estado gasta el dinero público para que sobreviva un empresa de potentes) tuvieron que votar en un referéndum un “sí” o un “no” para decidir muy sencillamente si renunciar o no a los derechos sindicales básicos: los que hacen que un empleado explotado no se vuelva un empleado esclavo. Ha ganado el “sí” al acuerdo, pero más del 47% ha votado por el “no”, y esto es un mensaje muy importante. Mucho.

El “accordo Mirafiori” prevé el aumento de las horas de trabajo y la reducción del tiempo de descanso, la abolición del derecho a la huelga, obligación a 120 horas de trabajo extraordinario cada año (15 sábados de trabajo), 80 más de las 40 normales, la exclusión de todos los sindicatos que no firmen el pacto.

Si un trabajador renuncia a estos derechos básicos ha renunciado a su libertad y a su emancipación, ha renunciado a su dignidad y ha renunciado a luchar para su generación y para las generaciones de sus hijos.

En las entrevistas a los obreros antes del referéndum se puede escuchar toda la angustia y la desesperación de los obreros de la FIAT. El punto era que votar “no” quería decir arriesgar el propio puesto de trabajo y, como consiguiente, la supervivencia de la persona misma y, en la mayor parte de los casos, de su familia.

Se puede criticar la postura de la gente que- aunque reconociendo que, como siempre, son ellos quienes pagan la falla de un sistema económico como el que la globalización nos impone cada día más- eligió el “sí” para poder dar a comer a sus hijos? Se le puede criticar su elección de trabajar más y con más cansancio, perder el derecho a la huelga, si el precio que pagarían, renunciando al pacto, sería el de perder el trabajo?

Una obrera de la FIAT, dijo en una entrevista que prefería votar el “no” aunque arriesgara el puesto de trabajo y mantener a su hijo, porque de esta manera, cuando su hijo fuera grande y tuviera problemas de trabajo, podría decirle que ella había luchado hasta el final para él y para toda la sociedad futura.

Yo estoy de acuerdo con esta señora, con esta madre y su discurso me conmueve. El hombre necesita comer para vivir, pero esta misma vida que queremos vivir no puede tener un precio cada vez más alto. Sobre todo por que lo que ha pasado en la FIAT -y que de manera grave pasa ya y desde años en muchos países, aunque a menudo queremos olvidarlo- seguirá pasando cada vez más, y por supuesto nos implicará a todos y para el futuro.

Es realmente el momento de volver a mirar –o mirar por primera vez- la película de Elio Petri “La classe operaia va in paradiso”. Allí, durante las huelgas obreras, se descubre que la lucha para los derechos sindicales no tiene color y no tiene partido. Pertenece al ser humano.